Hesíodo, en el año 700 a.C, nos decía
que existía Caos, no como desorden o destrucción sino como vacío, y la diosa
Gea que era la tierra; ella se casó, casó y unió a Uranio, que era el cielo.
Cada vez que ambos tenían hijos, Urano se los comía porque tenía miedo de ser
derrotado por uno de ellos. Pero Gea conspiró con Cronos, uno de sus hijos no
natos, contra Urano, este lo castró y tiró sus genitales cortados al mar, lo
cual produjo abundante espuma y de la
cual nació la diosa de amor, Afrodita. Y, después de una batalla entre
los dioses olímpicos y los titanes, llamado titano maquia, Zeus logra llegar al
poder e instala a los doce dioses del olimpo enviando a los titanes y a su
padre, Cronos, al Tártaro custodiado por una terrible bestia llamada Campe. De
esta manera Zeus se instala en el cielo, Poseidón en el mar y Hades en el
inframundo, después de un previo sorteo entre estos, debido a que Hades por ser
el hermano mayor merecía por derecho el control del cielo, pero Zeus lo reclamó
por ser él quien lo liberó y quien derroto a los titanes. Es así como se
distribuyen los reinos de la tierra a cada dios de la mitología griega.
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