Es
hijo de Zeus y de Sémele. Es el dios del vino, que enseñó a los mortales cómo
cultivar la vid y cómo hacer vino. Posee una doble naturaleza: una como dios de
la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles,
especialmente los racimos de uvas; su segunda caracterización apunta a una
divinidad del arrebato místico que inspiraba cultos orgiásticos, de los que son
ejemplo las ménades o bacantes. Sus epítetos son variados: Bromio (El
bramador), Lieo o Líber (El que libera), Irafiotes (Cabrillo ritual), Ditirambo
(Puerta de la vida y la muerte), Lysiponos (El que libera las penas). Dionisio
era bueno y amable con quienes lo honraban, pero llevaba la locura y la
destrucción a quienes lo despreciaban a él o a los rituales de su culto. Su
séquito está formado por seres divinos, sátiros, silenos y ninfas, y adoradores
humanos. Toda esta cohorte seguía a Dionisio entrando en un estado de enajenación mediante
la danza extática
y el uso del vino; eran capaces de realizar milagros, haciendo surgir del suelo
fuentes de leche o
vino; poseían una fuerza extraordinaria, capaz de despedazar con sólo las manos
cabras, toros y seres humanos (sparagmós, descuartizamiento de la presa); el
fuego no los quemaba ni las armas los
herían; pero a pesar de su violencia,
sentían una profunda simpatía por las crías de los animales, especialmente los
cabritos y los cervatillos. Ocasionalmente, Dionisio es concebido en forma
animal, siendo sus avatares más corrientes el toro, la cabra, la serpiente y el
león. Sus símbolos son
la vid, la piel de ciervo (nebris), el tirso (un bastón místico recubierto de
enredadera), el mirto y la hiedra. A Dionisio se le representó en el arte,
inicialmente como un adulto con barba con un cuerno de bebida y racimos de
uvas, y después como un adolescente afeminado. De acuerdo con la tradición,
Dionisio moría cada invierno y renacía en la primavera; para sus adeptos,
este renacimiento cíclico,
acompañado de la renovación estacional de los frutos de la tierra, encarnaba la
promesa de la resurrección de los muertos. Pertenece a la segunda generación
olímpica
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