martes, 16 de agosto de 2016

Dionisio

Es hijo de Zeus y de Sémele. Es el dios del vino, que enseñó a los mortales cómo cultivar la vid y cómo hacer vino. Posee una doble naturaleza: una como dios de la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles, especialmente los racimos de uvas; su segunda caracterización apunta a una divinidad del arrebato místico que inspiraba cultos orgiásticos, de los que son ejemplo las ménades o bacantes. Sus epítetos son variados: Bromio (El bramador), Lieo o Líber (El que libera), Irafiotes (Cabrillo ritual), Ditirambo (Puerta de la vida y la muerte), Lysiponos (El que libera las penas). Dionisio era bueno y amable con quienes lo honraban, pero llevaba la locura y la destrucción a quienes lo despreciaban a él o a los rituales de su culto. Su séquito está formado por seres divinos, sátiros, silenos y ninfas, y adoradores humanos. Toda esta cohorte seguía a Dionisio entrando en un estado de enajenación mediante la danza extática y el uso del vino; eran capaces de realizar milagros, haciendo surgir del suelo fuentes de leche o vino; poseían una fuerza extraordinaria, capaz de despedazar con sólo las manos cabras, toros y seres humanos (sparagmós, descuartizamiento de la presa); el fuego no los quemaba ni las armas los herían; pero a pesar de su violencia, sentían una profunda simpatía por las crías de los animales, especialmente los cabritos y los cervatillos. Ocasionalmente, Dionisio es concebido en forma animal, siendo sus avatares más corrientes el toro, la cabra, la serpiente y el león. Sus símbolos son la vid, la piel de ciervo (nebris), el tirso (un bastón místico recubierto de enredadera), el mirto y la hiedra. A Dionisio se le representó en el arte, inicialmente como un adulto con barba con un cuerno de bebida y racimos de uvas, y después como un adolescente afeminado. De acuerdo con la tradición, Dionisio moría cada invierno y renacía en la primavera; para sus adeptos, este renacimiento cíclico, acompañado de la renovación estacional de los frutos de la tierra, encarnaba la promesa de la resurrección de los muertos. Pertenece a la segunda generación olímpica


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