martes, 16 de agosto de 2016

Gorgona

Era un despiadado monstruo femenino a la vez que una deidad protectora procedente de los conceptos religiosos más antiguos. Su poder era tan grande que cualquiera que intentase mirarla quedaba petrificado, por lo que su imagen se ubicaba en todo tipo de lugares, desde templos a cráteras de vino, para propiciar su protección. La Gorgona llevaba un cinturón de serpientes, entrelazadas como una hebilla y confrontadas entre sí.
En mitos posteriores se decía que había tres gorgonas, Medusa, Esteno y Euríale, y que la única mortal de ellas, Medusa, tenía serpientes venenosas en lugar de cabellos como castigo por parte de la diosa Atenea. Esta imagen se hizo particularmente famosa, si bien la Gorgona aparece en los registros escritos más antiguos de las creencias religiosas de la Antigua Grecia, como en las obras de Homero.
En mitos posteriores, Medusa era la única mortal de las tres gorgonas, y Perseo pudo matarla cortándole la cabeza. De la sangre que brotó del cuello surgieron Crisaor y Pegaso, sus dos hijos con Poseidón. Otras fuentes afirman que cada gota de sangre se transformó en una serpiente. Perseo le dio la cabeza, que tenía el poder de petrificar a quienes la veían, a Atenea, quien la puso en su escudo. Según otra versión, Perseo la enterró en el mercado de Argos.
Cuando Perseo regresó a Grecia con la cabeza de la Gorgona, las gotas de sangre que cayeron al mar se convirtieron al instante en el coral conocido como ”gorgonia” mientras que las que cayeron en el desierto se transformaron en serpientes.

Según una tradición, Perseo o Atenea usaron la cabeza de Medusa para petrificar a Atlas, transformándole en los montes Atlas, que sujetaban el cielo y la tierra.7 También la usó contra el rey Polidectes, quien le había enviado originalmente a matar a Medusa con la esperanza de librarse de él y casarse con su madre, Dánae. Perseo volvió y usó la cabeza de Medusa para petrificar al rey y a toda su corte.


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